viernes, 18 de junio de 2010


Que te vaya bien donde estés, Saramago.

El viajero es feliz. Nunca en la vida ha tenido tan poca prisa. Se sienta al borde de uno de estos sepulcros, acaricia con las puntas de los dedos la superficie del agua, tan fría y tan viva, y, por un momento, cree que va a decifrar todos los secretos del mundo. Es una ilusión que lo asalta de muy de tiempo en tiempo, no se lo tomen a mal.

De Viaje a Portugal, Suma de Letras, p. 322
(Selección de Diego Mesa)


Joder, qué malos años para la cultura.

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