jueves, 30 de diciembre de 2010

Sobre la juventud


Ayer estaba en una reunión para la reflexión de lo hecho durante el año organizada por una ONG con la que colaboro siempre que puedo. Preguntaban los mayores que qué podía hacerse para acercar la problemática social a los jóvenes. Muchos dijeron que claro, estamos absorbidos por un mundo lleno de "pasteles" y no sabemos ver lo que es realmente "nutritivo". Es un mensaje efectista y no le quito razón. Pero desgraciadamente, no creo que la cosa sea tan fácil. Reconozco que soy muy pesimista, pero cómo no serlo al subir al tranvía y ver a todos esos "kies"o "kinkis" o, sin ir más lejos, a la gran mayoría de jóvenes cuya única preocupación no pasa de qué hacer el finde que viene. Decían que era probable que, al probar este asunto de la solidaridad, muchos se "engancharían" y tomarían conciencia de lo vacía que estaba su vida. Yo no tengo respuestas, pero me temo que los jóvenes hemos heredado el asco del mundo y el declive del mundo ficticio del estado del bienestar que poco tiene que envidiar al triste barroco que no supo reconocer su artificialismo. Un mundo en el que sólo podemos adaptarnos a las estructuras, pues éstas terminan incorporando aquello que las contradice o las violenta: es el clásico si no puedes con ellos, únete a ellos. Así, puede que no haya habido nada más punki o más hippie que el capitalismo más rancio. ¿Cómo podemos los jóvenes salir de todo esto, nosotros que somos el capitalismo? Creo que el que el ser solidario es lo mismo que ser de izquierdas o que te gusten los Beatles: es emotivo. No hay ningún argumento real para afirmar que es mejor ser solidario. Sí, es cierto que el mundo está hecho una pena y que si todos fuéramos solidarios todo sería mejor.

Pero, ¿qué es ser solidario? ¿hacer una pantomima por navidad en un programa de televisión? ¿qué es eso de "sería mejor"? En el mundo mediatizado en el que nos encontramos, lo mejor es lo que marca el medio. Es dar el pescado pero no las herramientas para seguir pescando. Menuda hipocresía. En África se encuentran los mejores y más ricos recursos del mundo, pero es mejor ignorarlo, decir que los pobres negritos se han estado pegando siempre y que nosotros sólo les echamos cables económicos que como los pobres negritos son una contraevolución no saben aprovechar, por eso a los pobres negritos hay que cobrarles unos impuestos de la hostia cuando solidariamente se les da dinero para poder salir de una situación que los mismos cobradores del frac han creado. En fin. Bueno, pues que sí, yo me sitúo en el que "no todo vale" (hoy se lo decía a un familiar: no vale lo mismo la opinión de Hitler que la mía, y eso que la mía no es nada del otro mundo. Pues lo mismo se debe aplicar con la monarquía: no vale igual un gobierno legitimado por la sangre que otro que lo haga por otros medios), pero creo que ese "no todo vale" es muy muy difícil de sostener.

No sé dónde están los límites del bien y del mal, o porqué a mí me duelen los problemas sociales. No lo sé. Puede catalogarse, si se quiere, de lo solidario como lo "nutritivo", para seguir la metáfora, pero también como uno más de los pasteles que ofrece el capitalismo para acallar conciencias, al mismo modo que dispone de "funcionarios" (en tanto cumplen funciones) que cierran las brechas que él mismo ha creado. No sé qué podemos hacer los jóvenes. No sé qué son los jóvenes. No sé si es algo homogéneo, si realmente existe un abismo entre el mundo de los jóvenes y el de los "viejos". Hay alguno (sic) que dice que los jóvenes somos más "fachas" que los viejos, que nos hemos cargado toda utopía, todas las ganas de hacer este mundo un poco más libre, "más mejor". Me dicen que porqué no me escandaliza Gadamer cuando dice que nunca podemos romper radicalmente nuestras ataduras. Yo no creo en jóvenes, sino en personas. Estoy harta de panfletarios, de perroflautas, de sobacos peludos, de tíos pesados que se les va la fuerza por la boca. No sé si lo mío es solidaridad, conformismo o pesimismo, pero sólo creo en las cosas que se hacen con inteligente organización. Ah, y una actitud diaria y cotidiana. No me vale ser de "izquierdas" y ser más dogmático que el papa en sus peores días. ¿Cómo no vamos a estar agilipollados en un país donde se permiten belenestebanes? Ella nos muestra el reflejo del mundo. Nunca fue tan fácil ser de izquierdas. Nunca fue tan fácil ignorar el mundo. Total, el "sistema" no es nadie, "el mercado" no es nadie. El problema, siguiendo a Galeano, es que "la pobreza", "el hambre", "la miseria" también pierden sus nombres y sus rostros. Ah, y también lo pierde "la cercanía", "la alegría" y cosas por el estilo. Yo no tengo argumentos, pero sé lo que no me gusta: las cosas como están no me gustan, no me gusta este cansancio, esta crisis de todo, no me gusta que no se valore el pensamiento sobre el ser humano, no me gusta la incertidumbre, el desamor no me gusta. Por eso, de las cenizas espero la esperanza...


Cruzo un desierto y su secreta
desolación sin nombre.
El corazón
tiene la sequedad de la piedra
y los estallidos nocturnos
de su materia o de su nada.

Hay una luz remota, sin embargo,
y sé que no estoy solo;
aunque después de tanto y tanto no haya
ni un solo pensamiento
capaz contra la muerte,
no estoy solo.

Toco esta mano al fin que comparte mi vida
y en ella me confirmo
y tiento cuanto amo,
lo levanto hacia el cielo
y aunque sea ceniza lo proclamo: ceniza.

Aunque sea ceniza cuanto tengo hasta ahora,
cuanto se me ha tendido a modo de esperanza


(el poema es de José Ángel Valente)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay, uff, quasimoda, ud no sabe qué es ser de iquierdas, pero lo es. E Io non sono sic mayormente . Essere di siniestre vol dire volere che tutto il mondo possa habere equale opportunità per vivere questa aventura che è la vità. Il meglio anno per te.

Anónimo dijo...

Una rima sabiniana-
Es hermeneuta entre modernidad y tradición,
pero en cuanto a la autenticidad, lo es de la facticidad.
Entre el quartier latín y la colina de los chopos
se vincula a los viejos topos
De Aristóteles y Platón también extrajo su filón.
Aún a Adorno lo tiene en el horno
y a Benjamin lo tiene en su entorno.
De "Sobre la liberación" de Marcuse, más vale que no abuse
Aunque de sus tesis sobre arte nos tiene que rendir parte.
Con la "Teoría estética", anda medio frenética
Cuando dicen su nombre hecho de sal
la gente desea bailar un vals
Pero cuando se enfada, mejor es guardar la espada.

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