viernes, 22 de enero de 2016

Yo sí lo sé

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Yo ya sabía que la poesía dolía.
Pero luego están esos momentos en que lo recuerdo y duele más.



Aunque tú no lo sepas (Luis García Montero)

Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.

Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.

Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.

Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas.
Luis García Montero
Aunque tú no lo sepas (en Habitaciones separadas. Visor libros)

domingo, 30 de agosto de 2015

Preciso me encontrar

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Tan sencillo como echar de menos. Tan sencillo como cortarse entre uña y carne con la punta de un trozo de papel. Tan sencillo como coger el teléfono, y colgar, y coger el teléfono,y colgar. Y al final susurrar algo, ya que lo sencillo es también un secreto. Tan sencillo como deformar recuerdos. Tan sencillo como encontrar huellas del pasado y lanzarse al abismo de seguirlas. Tan sencillo como pensar demasiado, pensar mientras preparas un té, mientras escuchas la radio distraida, mientras haces como que lees. Tan sencillo como comer sin hambre, por hacer la hora. Todo esto tan sencillo es lo que hace tan complicado lo que me pasa.

Mi tristeza es un castillo

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"Mi tristeza es mi castilloerigido como un nido de águila en la cumbre de una montaña, alcanza las nubes. Nadie puede asaltarlo. Desde esta residencia desciencido en vuelo a la realidad y cobro mi presa. Pero no me quedo abajo; vuelvo con ella a mi castillo. Lo que apreso son imágenes; que traspaso a un tapiz con que revisto los muros de mi cámara. Vivo así como un difunto. Cada vivencia mía la someto al bautismo del olvido y la consagro a la eternidad del recuerdo. Y ahí estoy yo sentado, sumido en mis pensamiento, encanecido, explicando con voz queda, casi susurrante, imagen tras imagen; y junto a mí está sentado un niño que escucha mis palabras, aunque hace tiempo que sabe todo lo que voy a contar"
Kierkegaard

lunes, 25 de mayo de 2015

José Jiménez Lozano

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The Renowned Orders of the Night



Anselm Kiefer -El célebre orden de la noche

El ojo del mundo




Tras la lluvia,
en el jardín de arena,
un guijarro negro relucía
como el ojo del mundo.
Y quizá lo era.



Libertad



Porque sí, el agua

echó a correr, saltándose el regato.
¿Hacia dónde?
¿Y qué le importa al agua?







Elegías menores, 2002

domingo, 7 de septiembre de 2014

Las conversaciones del entresuelo

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Vivo en un entresuelo. Eso significa que mi ventana da directamente a la calle. No es lo mejor, sino lo único que tenía a la mano. Lo que se oye es casi un retrato de partes de la sociedad. Copiaré aquí algunos fragmentos.

Conversación 1. CHICO: "[...] y ella no me quería. Yo me esforzaba incluso en mostrarle mis sentimientos, y todo para nada, claro, porque ella no me podía querer"

Conversación 2. CHICA "[...] No, déjame, en serio, déjame ya, no sé para qué estamos juntos"

Conversación 3. HOMBRE "[...] no hombre, si ya, a ver si gana el Barça hombre".

Continuará.

martes, 16 de abril de 2013

Entender cosas

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Cuando algunos solitarios que ni han de abrigar la espe-
ranza de tener oyentes ni necesitan tenerlos, hacen ocasio-
nalmente ensayos con el tocar el piano a cuatro manos, esto
no tendría por qué irrogarles ningún prejuicio. A la postre
siempre se encuentra también un niño para pasarles las
páginas.

La imagen del niño pasando las páginas desprende el aroma
de seguridades precarias que sólo aparentemente tuvieron
vigencia, del mundo burgués de la infancia que iba a desa-
parecer en los vaivenes del llamado siglo corto.

Th. W. Adorno

viernes, 4 de enero de 2013

Madrugadas

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Leyendo a Fayad Jamís cuando debería estar estudiando. Poesía que se vuelve más importante que todo lo demás.


Abrí la verja de hierro,
Sentí como chirriaba, tropece en algún tronco
y miré una ventana encendida, pero la madrugada
devoraba las hojas y tú no estabas allí diciéndome
que el mundo está roto y oxidado. Entré,
subí en silencio las escaleras, abrí otra puerta,
me quité el saco, me senté, me dije estoy sudando,
comencé a golpear mi pobre máquina de hablar,
de roncar y de morir (tú dormías, tú duermes, tú
no sabes
cuánto te amo), me quité la corbata y la camisa,
me puse el alma nueva que me hiciste esta tarde,
seguí tecleando y maldiciendo, amándote 
y mordiéndome
los puños. Y de pronto llegaron hasta mí 
otras voces:
iban cantando cosas imposibles y bellas, iban
encendiendo
la mañana, recordaban besos que se pudrieron
en el río,
labios que destruyó la ausencia. Y yo no quise decir nada
más: no quiero hablar, acaso en el chirrido
de la verja rompí cruelmente el aire de tu sueño.
Qué importa entrar o salir o desnacer. 
Me quito los zapatos
y los lanzo ciego, amorosamente, contra el mundo.