viernes, 5 de junio de 2009

teoría crítica y teoría práctica

Mis apuntes de Teoría crítica se inician de este modo:
Lo novedoso era la administración racional y organizada del asesinato en masa. Asesinato en masa. Ya no se explicaba el paso del capitalismo al socialismo racional, porque no se había dado. Había que buscar en el orign mismo de la civilización el surgimiento de la barbarie racional. [...] NO es una teoría crítica con la sociedad, sino a la propia idea de razón, que está podrida por la dominación. La aplicación práctica de la razón implica la represión de la propia Naturaleza


Parece esperanzador. En esta sucinta declaración de intenciones parece que pisan fuerte. Pero todo sigue igual. Y peor, incluso. Porque ahora la razón, si es que puede hablarse de ésta, es sutil. Y con la sutilidad poco puede hacerse. La barbarie está en la ceguera tan apoteósica del lado norte del mundo. Los reales bombardeos están en la publicidad. No sólo se mata gente, se matan conciencias, lo que implica que cada vez se mate a más gente física y concienzudamente (y a conciencia).
Cada vez que leo cartas de amor o me pasa como ayer, que me emocioné como una magdalena (aunque nunca vi a una magdalena llorar) cuando venía de clase con una buena noticia académica bajo el semblante y encontré en el tranvía a una mujer que le daba el pecho a su hijo/a. Todo el mundo la ignoraba. Y estaba allí, con las tetas al aire, con una pequeña mano sujetando una de ellas. El mundo se detuvo un poco. En una parada entraron siete personas. Ninguna sonreía. Alguna hablaba por el móvil. Qué asco. Pues eso, cada vez que leo cartas de amor (aunque estén contaminadas) o veo algo que choca con lo cotidiano, que es este mundo donde más de la mitad de la gente se muere de hambre, que hasta escuchar a Mozart parece un delito; me emociono porque veo que aún quedan algunos márgenes para respirar.

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