miércoles, 30 de mayo de 2012









A Kant
(El día que Kant desapareció hacía un día tan claro, de nubes tan puras, como pocos se han
visto por aquí. Sólo en el cénit, un pequeño vapor fino y ligero se elevaba en el azul del cielo.
Se cuenta que un soldado, que pasaba por el puente, lo observó mucho rato y se puso a decir:
mirad, es el alma de Kant que vuela hacia el cielo)
Yo miraba hacia ti en el cielo azul
En el cielo azul donde tu vuelo desaparecía
Me quedo solo ahora en el torbellino.
Para consolarme, tengo tu palabra, tengo tu libro para consolarme
Por ti, intento animar para mí la soledad
Por tus palabras tan llenas que resuenan en mi alma
Porque todos los que me rodean son extraños
El mundo me parece desierto y la vida larga.

En De Chirico, Memoria de un pintor











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