miércoles, 1 de diciembre de 2010

Lo bello esconde lo terrible.
Así,
tus bellos ojos,
escondieron mi terrible ceguera.

Pero hay algo peor:
lo terriblemente bello
es lo sublime.
Así,
yo sublimé
mi terrible ceguera,
arrancándome mis ojos

hinchados, pálidos, anémicos

a causa de tus ojos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qusiera explicarle algo: sus poemas (y sus textos) son como sus ojos; es decir, profundos y amarillo-gato. Sólo se dieferencian de ellos en que a veces son algo tristes y sus ojos no. Sus ojos tienen una sonrisa clavada en el iris.

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