sábado, 30 de octubre de 2010

khsodjfndojcpr

Estoy TAN emocionada. Por fin ha salido a la venta la reedición de los diarios íntimos (Yo hubiera o hubiese amado) -cuya lectura he comenzado con devoción- y la Antología poética de Félix Francisco Casanova Martín (hice ya un post sobre él aquí), publicados por Demipage. Que sea una editorial madrileña la que tenga que recordar a Félix Francisco debería hacer pensar a los canarios dónde cojones tenemos puestas las miras. Ya el pepebenaventismo y demás especímenes -lo cual parece que sublima el arte en comparación con Belenesestábanes, pero sigue sin ser excusa- era sintomático de esta de-cadencia en la que estamos, que incluso es peor cuando nos da por hacer monumentos (unos simbólicos y otros no tanto) de autores que siempre renegaron de la tierra que les negó primero (véase Óscar Domínguez o Pérez Galdós, este último con más sentir madrileño que los chulapos de la Zarzuela de Chapí). Pero sí, podíamos dar un paso más. ¿Por qué no ignorar a un niñato peludo obsesionado con la música y la poesía, que no obstante ha sido considerado por su precocidad y brillantez en muchas ocasiones el Rimbaud español? Pues sí, nos va ese rollito.

Félix Francisco me recuerda ese tiempo en que las cosas eran feas, pero se podían hacer bonitas. Me transmite ese algo que sólo tienen algunas canciones de Los Secretos, algunas de Antonio Vega. Esa cotidianidad tan sencilla, detenida para darle sentido a la existencia. Los años 70 aún aleteaban con la brisa fresca del mayo del 68. Pronto comenzaría la podredumbre. Olor a cloaca y a náusea es la deriva de ese tiempo.

2 comentarios:

Unknown dijo...

angel molla

Anónimo dijo...

Yo recuerdo algunas cosas de quien "amaba los mundos sutiles", pero nunca "persiguió la gloria ni tampoco dejar en la memoria de los hombres su canción". Lo recuerdo a él, que fue alumno del poeta muerto en Colliure, a él que estudió en el ILE y me enseñó lo que era la democracia y la libertad cuando eran palabras prohibidas. Pero, créeme, fue una época triste. Tampoco siento veneración por este poeta canario, ni por el malditismo que le rodea.

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