Francisco González Barroso, uno de los músicos más activos de la escena local, murió a finales de la pasada semana a los 62 años. Paquito, como era conocido por todo el mundo, era un verdadero amante del rock and roll.
ANTONIO REYES | LA LAGUNA Nos dejó Paquito. Se fue sin avisar. Como Hendrix, Lennon, Otis Reding, Janis Joplin… y muchos más de sus admirados ídolos. Paquito ejerció, desde 1973, la profesión de joyero; muchos lo llamaban Paquito "El Joyero". Hacía sus excelentes trabajos, junto a sus hijos Axel y Kennet, en un pequeño local, ubicado muy cerca del teatro Guimerá, en el cual tocó alguna vez. Porque la pasión de Paquito era el rock and roll. Lo fue desde que oyó por primera vez esa música y hasta que se fue; el pasado jueves 27. Estaba con una de las numerosas guitarras de su fantástica y variada colección en las manos. En su perfecto cuarto de ensayo, que construyó en los bajos de su casa del barrio de la Salud, donde su mujer, Cristina, nos invitaba a cervezas y muchos bocaditos, que nos sabían a gloria, casi todos los lunes por la noche. Allí Paquito, tocando y cantando, comenzó a morir. A la 1 de la mañana, para amanecer el viernes, se marchó.
A mí me llamó Toño Ariza y me quedé casi sin respiración. Yo se lo dije a muchos otros amigos comunes y las reacciones fueron muy variadas, pero siempre de gran sorpresa, pena y consternación. A Paquito lo quería todo el mundo, y no es el típico tópico que se adjudica a alguien que se muere. A Paquito lo queríamos y respetábamos todos de verdad, sinceramente. Para mí, que lo conocí en 1971, y toqué con él los últimos 11 años; tenía muchas más virtudes que defectos. En ese tiempo nos reímos muchos, pasamos grandes y pequeños momentos y charlamos de todo lo que se puede hablar acerca de la música que a ambos nos gustaba. También discutimos bastante, como es lógico. Tocamos rock and roll, blues, soul, rythm and blues, baladas… y con eso, él, fue muy feliz. Lo fue él, lo fuimos todos y también, ante todo, lo fue su hijo Axel, que a pesar de su lucha constante con sus problemas renales, esperando siempre un trasplante adecuado, que al fin consiguió, aprendió a tocar la batería para acompañar a su padre. En algunas ocasiones Axel tocó escasamente media hora después de terminar una diálisis. Y esa manera de ser y de luchar se la inculcó, indudablemente Paquito. Paquito cumplió con creces en su paso por la vida terrenal: estuvo siempre con Cristina, tuvo dos hijos, a los que sacó adelante y enseñó su propia profesión y hasta permitió a su suegra vivir en su casa, queriéndola como si fuera su madre. Paquito era así y su eterno amor por el rock and roll, y su paso por notables grupos del pop tinerfeño, como Los Types, Fire Explosion Band o Zapping, entre otros, hace que todos los músicos le recordemos con ternura y agradecimiento. Sin más, a veces, nos regalaba algo que sabía que nos gustaba, después de algún viaje o en navidad. Hace escasos días cumplió uno de sus sueño: tocar en concierto sus canciones. Lo hizo con su último grupo: Paquito´s Project Band.
Y por todo eso, todos sus amigos firmamos una camisa que Carlos Serrano trajo para, junto con el inseparable amigo de Paquito: Luisi, dejarla delante de su féretro. En ella se leía: "If music is life, I´m inmortal" (Si la música es vida, yo soy inmortal). Para todos Paquito será inmortal en nuestro recuerdo. Y a Paquito, a pesar de sus 62 años, nadie lo llamaba Francisco (Francisco González Barroso), o Paco, todos le decían Paquito, seguro que de cariño y por ser pequeño de estatura. Murió Paquito. Nos dejó un Pequeño gran Hombre.
Lo cogí de aquí
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