lunes, 18 de mayo de 2009

Requiem II



Ayer mi útlimo escrito se llamaba requiem. Parecía un augurio. El día 17 de Mayo se marchó Benedetti. Tenía 88 años.
Síndrome

Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.


No me salen las palabras. Siempre dijo que casarse con Luz López Alegre era una buena inversión ya que se llevaba consigo la luz y la alegría. A partir de la muerte de ella, en el 2006, Benedetti empezó a tener serios problemas de salud. Al morir dicen que se ve la luz. Igual Bendetti quería volver a encontrarse con ella. No me salen las palabras.

Consternados, rabiosos
[...] estás muerto
estás vivo
estás cayendo
estás nube
estás lluvia
estás estrella

donde estés
si es que estás
si estás llegando

aprovecha por fin
a respirar tranquilo
a llenarte de cielo los pulmones

donde estés
si es que estás
si estás llegando
será una pena que no exista Dios

pero habrá otros
claro que habrá otros
dignos de recibirte
comandante.
(Bien podría ser una especie de Requiem para él mismo)

Realmente, valoraba a Benedetti como algo profundamente mío, nunca me falto alguno de sus escritos para entenderme, o entender al mundo. Leo por los periódicos de internet que era el poeta del amor y el compromiso.
Como tantos, aprendió a resistir. Volvió a Montevideo y lanzó la mejor de sus consignas: defender la alegría. De eso hablan sus poemas. Reír y pensar. Amar y luchar. Sus lectores lo saben y agradecen. Ellos nunca tendrán problema en confesar: me gusta Benedetti y qué.
en http://www.criticadigital.com.ar/index.php?secc=nota&nid=22908




Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

3 comentarios:

Ana dijo...

que descanse, allá donde quiera que esté, pero que sus poemas, llenos de paz, amor y ternura, sigan dando guerra aquí, entre los que decimos estar vivos.

AsDePiqas dijo...

Debería estar prohibido que se muera un poeta

Prof. Dr. Dr. H. C. Katharina von Müllentsorgung dijo...

Totalmente de acuerdo contigo, Samu. Y mucho menos Benedetti.

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