Cuando despuntaba mi adolescencia, el juego político me parecía simple y escasamente eso, un juego. La primera vez que empecé a oír conscientemente aquello de "ser de izquierdas" o "imperialismo", acudí al diccionario. Lo de ser de izquierdas no aparecía, pero cortésmente el diccionario me remitió a términos como "comunismo" o "socialismo". Era fácil repetir algunas de las frases sensacionalistas, cheguevarianas, sin saber cuál es su contenido real. Me fui acercando al activismo político por llamarlo de algún lado, y tan pronto como me acerqué, me alejé apresuradamente. La política, en aquellos momentos para los jóvenes, no era más que cantar canciones de Silvio y un par de cervezas. Tampoco a cambiado demasiado la cosa de un par de años para acá.
Ahora lo veo con distancia y me sorprendo. Muchas veces me enfado profundamente por dentro cuando te ven con un móvil o con un mp3 y el "progre" de turno suelta "bah, y luego vas tú de rojo". Me parece que son demasiadas palabras las que rechinan, las que remueven las ternillas, y lo relaciono con la risa por no llorar. Una vez, en la facultad, exclamé: "¡seamos realistas, todos somos esos burgueses que estamos constantemente criticando!". A buena hora lo dije. Imagínense el pollo que se montó. Pero verdaderamente, ahora se puede ser, como mucho, un derechista moderado. O un individuo que trata de escabullirse de la masa creando huecos, espacios que por otro lado también están previstos por el sistema. No sé si podría encasillarme dentro del determinismo, porque me parece que afirmar rotundamente el constructivismo no daría pie más que al silencio, y creo que la naturaleza humana (en términos intuitivos, no esencialistas) es bastante compleja como para poderse sentirse satisfecho tanto con el determinismo con el voluntarismo/relativismo (que no es lo mismo, pero sirve -por cierto, estoy recordando la genial crítica de Ortega a los -ismos en la rebelión de las masas). Quizá peque de optimista, pero mi posición se acerca ligeramente a Marcuse, ya que pienso que los intersticios por donde respirar del sistema pueden situarse allí donde el sistema es precisamente el yugo opresor. Creo que es totalmente inconmensurable la realidad occidental, blanca, del norte, católica, "normal" (esto es, no deficiente, no minusválido), heterosexual y hombre; con la realidad que se encuentra al lado de nosotros, que sólo obtiene lamentos y algunos signos de culpabilidad en los programas de apadrinamiento de Navidad. ¿Adónde vamos, si no somos capaces de saludarnos en el ascensor? ¿Adónde vamos, si en el caso canario, a cuarenta y cinco kms. hay un muro mucho más grande que el de Berlín (lo digo por referirme a un profundo trauma europeo) y minado en ambos lados a 400 kms., con un pueblo oprimido como el saharaui, después de tantos años: llegan negros todos los días a intentar no morir hasta llegar a la costa...? Algunos proponían poner cocodrilos y tiburones alrededor de las islas, o una valla gigante que evitase que entrasen. ¿Adónde vamos, con un montón de personas a-identificadas, porque tienen parálisis cerebral, minusvalía, etc.? Vivimos en un mundo donde nos es tan indiferente aparcar en doble fila como en el hueco de los minusválidos, incluso salir cojeando después del estacionamiento. Podría pasarme así la noche entera. Creo profundamente en la frase de Ghandi, en la cual señala que es necesario estar bien con uno mismo para poder estar bien con el mundo. Reconozco lo complicado que es estar bien, tal y como van las cosas.
sábado, 27 de junio de 2009
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1 comentario:
¿Has pensado en la desobediencia? Desertar para estar en el bando de los amotinados sin más objetivo que ellos mismos. Nacemos solos, morimos solos y todo se agota en nuestra propia biografia. Todos podriamos haber sido cualquiera y que estemos aqui y ahora o seamos esto o aquello es totalmente arbitrario. Cualquier valor que se coloque fuera de nosotros mismos es sólo humo y engaño.
Por eso me gusta bajarme del barco y decir: vayan ustedes delante, vayan si mi, que yo me quedo aqui a ver que me encuentro.
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